El mejor lugar donde nos hemos hospedado en todo el viaje. Se ubica en medio de árboles, todo verde alrededor. Esta a tres cuadras de la playa, sobre el morro, por eso también nos sentíamos en el medio de la nada, rodeados de selva. La habitación tenía una cama hermosa y súper cómoda y el baño era espectacular. Y encima! Teníamos balcón propio, con una mesa y unas sillas. Estábamos súper contentos, más allá de que el balcón nunca lo usamos. Todas las mañana desayunábamos en la cocina, al aire libre, escuchando sólo el sonido de la naturaleza y quizá la exprimidora. Nunca desayuné tanto en mi vida, sandwich riquísimos, ananá, melón, mango, tostadas con mermeladas, pancitos dulces, tostados, etc y muuucho café con leche. Que felicidad. El dueño de la posada, Leandro, es un hombre muy amable. Nos contó que él vivió mucho tiempo en Florianopolis y que luego se vino a Ilha Grande para poner su posada y su restorán. Y, obviamente, también hace paseos turísticos. Cuando se vive del turismo se puede aprovechar todo tipo de rubros. Nos identificamos mucho con ese señor, creo que sería nuestro sueño poder lograr todo lo que hizo ese hombre. La verdad es que fue absolutamente agradable nuestra estadía allí, en la posada, en Ilha Grande. Es altamente recomendable :)
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