El viaje de los cinco días no es muy interesante de contar. Quizá lo único fue que el micro que debía llegar a Cuzco a las once de la mañana, arribó a las siete y media de la tarde. Por qué? Porque primero se averió el bus, llegando a Abancay (a cuatro horas de Cuzco) estuvimos varados en la terminal (si así se le puede llamar a un espacio grande de tierra, con un baño, tres quioscos y ocho boleterías) unas tres horas hasta que apareció otro bus, bastante choto. Veníamos viajando en uno con cama, con servicio de desayuno, aire acondicionado, etc.. y pasamos a un 60, sucio, sin aire. Una calentura de aquellas, no por las condiciones solamente, sino por el retraso y porque no habíamos pagado por ese servicio!! Adelante de mi asiento, en el piso, había un pañal usado, los vasos de gaseosa que le habían dado a la gente tirados en el piso, vomito por aquí, papeles por allá. Entienden? Un asco en serio, piensen lo que quieran de mi pero eso realmente es asqueroso. No termina ahí, después nos quedamos varados otras horitas más porque el camino estaba en construcción. En fin, no pudimos aprovechar el día en Cuzco, y lo más molesto, teníamos que buscar hospedaje de noche. Tuvimos la suerte de que nos ofrecieran algo barato allí en la terminal, nos llevaron al hostel y era potable. Tenía agua caliente que era lo único importante en ese momento, se imaginan... cinco días sin bañarnos.
Foto: Paisaje camino a Cuzco
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