miércoles, 24 de marzo de 2010

Quito

















De Trujillo partimos a Tumbes, la frontera con Perú. Allí nos llevó un mototaxi hasta migraciones y nos cruzó a Ecuador, unos 40 minutos de viaje o un poco menos. Muy emocionante, la vibración de la moto y el viento que te vuela los pelos. En el pueblo fronterizo, Huaquillas, había muchas cosas para comprar baratas. Allí pasamos el día y partimos hacía Quito por la noche.
A la mañana otra vez Quito, de nuevo en las alturas y en medio de montañas, es impresionante ver la cantidad de casas que hay repartidas en ese valle. Es muy lindo. Por supuesto que cuando llegamos a la terminal otra vez vinieron todos los taxistas y nos pusieron un chumbo en la cabeza para que nos subamos a sus autos. Nos fuimos con uno y nos llevó hasta un hotel económico, el taxista no entendía la idea de hostel, decía que era como para otro tipo de gente, que ahí compartían camas y uno no tenía su baño privado. Nos reímos un rato del señor, sanamente.
El hospedaje quedaba en la parte más top, en la Plaza Foch, ahí está la noche de Quito. Al pedo porque no salimos ni un día. Lamentable. Visitamos un monumento bastante feo, cuadrado, pero con ese encanto de ser justamente La Mitad del Mundo. Aunque supuestamente no lo es. Los ecuatorianos dicen que los franceses se equivocaron al calcularlo y que en realidad muchísimo tiempo antes los nativos lo calcularon correctamente gracias al conocimiento de la astronomía. No sé, nosotros nos sacamos la foto igual.
A Gonza se le ocurrió hacer la excursión al Templo del Sol y al mirador del volcán Pululahua. Subimos a 4050 metros de altura y como estaba nublado no pudimos ver ningún volcán, ni nada a tres metros de distancia. Muy bueno, estábamos literalmente en las nubes. El templo era una mentira, todo para llevarnos a ver las obras de Cristóbal Ortega que fue el que reconstruyó el templo para sacar algo de plata porque sus obras son una cagada. Parece que es el pintor más rápido del mundo según el libro de los records Guiness, no sé, yo no lo conocía. Capaz estoy exagerando pero es que la excursión no estuvo buena.
Al teleférico (otra atracción turistica de la ciudad), que supuestamente es uno de los más altos del mundo, no subimos porque a mi me agarró un ataque gastrointestinal (sé que no les interesa pero esa es la verdad) y a Gonzalo le vino como trompada porque le da miedo la altura.
Comidas, nada raro. Muy parecido a Perú. Capaz el jugo de sandía fue lo distinto. En resumen una linda ciudad, por ahí con pocas atracciones. Las playas de Ecuador dicen que son muy bonitas, tal vez para la vuelta.

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